Autora: Lola Llorca
El trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH) es un trastorno neurobiológico que afecta entre el 5% y el 10% de la población infantil. El saber qué es, cómo afecta en el día a día a la convivencia y qué podemos hacer para ayudarlos y mejorar el bienestar de todos, son cuestiones que necesitan respuestas eficaces.
DIFICULTADES DE QUIEN LO PADECE
Las personas que lo padecen tienen dificultades para organizar las tareas, prestar atención a los detalles, se distraen fácilmente, pueden actuar sin pensar o perder el control fácilmente. Estos son sólo algunos de los síntomas que pueden presentar estas personas.
Sus funciones ejecutivas están afectadas, por lo que planificar, organizar, prever las consecuencias de sus acciones o inhibir las conductas inadecuadas se convierte en un reto difícil de conseguir.
EL ESTRÉS PROVOCA TENSION EMOCIONAL
Convivir con niños y niñas que tienen TDAH puede ser una tarea titánica para los padres y profesores que día a día les toca las tareas de enseñar y educar. Si añadimos la cantidad de actividades diarias que tienen las familias, trabajo, hijos, tareas domésticas….. y que en las aulas también hay niños con otras dificultades y adaptaciones curriculares, tanto para padres como para educadores esta convivencia se convierte en una fuente de estrés.
Cuando estamos estresados nuestras respuestas al entorno son distintas. Nos sentimos inestables emocionalmente, respondemos de forma inadecuada, perdemos la confianza en nosotros mismos y gestionamos peor nuestras relaciones con los demás. Esto sólo hace empeorar la situación.
CUIDARNOS ES CUIDARLES
Por ello es importante consultar con un psicólogo que nos ayude a identificar las emociones que generamos y saber analizar cómo nos afecta a nosotros y a nuestro comportamiento. Al mismo tiempo que nos enseña estrategias y herramientas para poder hacer frente a situaciones difíciles que se nos pueda plantear.
El participar en Talleres o Escuelas de Padres donde aprendamos a desarrollar la inteligencia emocional, saber poner límites, reforzar en lugar de castigar y compartir experiencias son opciones que nos ayudaran a gestionar de forma más eficaz nuestras relaciones familiares.
Si cuidamos nuestra salud emocional mejoraremos nuestra estabilidad mental y física y ayudaremos a nuestros hijos y alumnos a que crezcan sanamente, con buena autoestima y con habilidades sociales tan necesarias para sentirnos bien y ser felices.
En eidem nuetras profesionales te ayudarán a cuidar tu salud mental y la de los tuyos. Consultanos sin compromiso