PROCASTINACIÓN
Se trata de un problema del comportamiento en el que se percibe lo que hay que hacer (lo relevante) como estresante. Por lo que se autojustifica posponerlo y lo sustituimos por actividades secundarias más irrelevantes o agradables como pretexto para evadir alguna responsabilidad.
Es más frecuente cuando somos niños y en la adolescencia y suele desaparecer cuando llegamos a la adultez. Pero no todos los adultos consiguen combatirla. También suele ir asociada a otros trastornos como el TDAH o la impulsividad.
CONSECUENCIAS DE PROCASTINAR
El posponer lo importante no sale gratis. Puede causar estrés por los agobios de no terminar a tiempo, depresión por la pérdida de oportunidades o baja autoestima por las metas no alcanzadas y el sentimiento de culpa.
FACTORES INTERNOS PREDISPONENTES
Es importante conocerse uno mismo para identificar nuestros puntos débiles y trabajar sobre ellos. Para eso, debemos tener en cuenta los factores de personalidad que nos pueden predisponer a procastinar.
1. La impulsividad. Le cuesta esforzarse cuando el beneficio lo va a obtener a largo plazo y por el contrario es más fácil hacer actividades en las que obtengo un beneficio inmediato.
2. No tienen motor de arranque. Pasa el tiempo, se agota el plazo y el agobio impide comenzar, por lo que sigue pasando el tiempo. Es como un círculo vicioso.
FACTORES EXTERNOS DISTRACTORES
Los variados soportes tecnológicos que utilizamos hoy día para comunicarnos no nos benefician cuando tenemos tendencia a aplazar las obligaciones. Suponen una enorme tentación y dificulta que las personas desarrollen sus tareas de forma puntual y eficiente.
Sea en forma de televisión, ordenadores, teléfono móvil, correo electrónico, redes sociales, videojuegos o cualquier otra modalidad, nuestros hijos y no pocos de los adultos se entregan a esa distracción dejando al lado las tareas encomendadas.
AUTOENGAÑO
Los procastinadores alivian la presión haciendo como que hacen, ocupándose de cosas insignificantes siempre con la promesa ficticia de que “en cuanto acabe esto, ya me pongo en serio”. Por ello, hay que combatirla con realismo y sabiendo que se puede mejorar sustancialmente si uno se esfuerza día a día.
CLAVES PARA ATAJARLA
Como en todo trastorno del comportamiento, hay unas pautas que conociéndolas y aplicándolas nos pueden ayudar a mejorar, pero tenemos que empezar por:
1. Tomar conciencia de que somos propensos a procastinar.
2. Desarrollar un método de trabajo y saber establecer prioridades.
3. Buscar motivación para lo que hacemos y controlar la impulsividad.
CONSEJOS PARA CONTROLARLO
Una vez establecido esto, veamos unos consejos que pueden ser útiles siempre y cuando se practiquen.
Estos son:
1. Establecer metas y objetivos.
2. Tomar decisiones y comunicarlas públicamente para adquirir compromiso de realización.
3. Apoyarse en rutinas positivas para automatizar el trabajo y alejar tentaciones.
4. Romper la barrera del minuto -1. Lo peor es empezar. Una vez que se empieza la actividad fluye.
5. Evitar las tentaciones para evitar los peligros.
6. Identificar los pensamientos que nos distraen y eliminarlos.
7. Buscar la cara agradable de la tarea y autopremiarse y autohalagarse cuando la realizamos.
8. Visualizar los logros deseados para vivirlos por anticipado. Esto hace que nuestra mente se active y al visualizarlas habremos dado un paso hacia ellas.
9. Evitar los argumentos permisivos. Si decimos “no pasa nada por un día que me retrase, ya empiezo mañana” nos estaremos engañando.
10. Combatir el aburrimiento. Hay recursos para incrementar el interés de las tareas: cambiando la manera de abordarlas, marcando pequeños hitos, recortando los tiempos de las tareas parciales como en una autocompetición. Y, desde luego, el cansancio es un factor que multiplica el desinterés y reduce la capacidad de esfuerzo.
Todos estos consejos son eficaces, aunque no son fáciles de llevar a cabo. Pero merece la pena ponerlos en práctica. El resultado es mejorar la forma de trabajar, cumplir plazos y objetivos y la satisfacción del deber cumplido. Si solo no puedes, déjate asesorar por un profesional, en eidem podemos ayudarte.
“Al éxito por la práctica”.