LA CONDUCTA SUICIDA La conducta suicida es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), "todo acto por el que un individuo se causa a sí mismo una lesión, o un daño, con un grado variable de la intención de morir, cualquiera que sea el grado de la intención letal o de conocimiento del verdadero móvil". QUÉ BUSCA UNA PERSONA QUE QUIERE SUICIDARSE. En la mayoría de los casos, lo que realmente quiere la persona suicida es dejar de sufrir y no encuentra otra solución para acabar con su sufrimiento que poner fin a su vida. Se produce un estrechamiento en su visión de vida y en las alternativas que tiene para acabar con su sufrimiento. Esa desesperanza les lleva a cometer actos autolíticos (autolesiones) que pueden acabar con la muerte. CÓMO PODEMOS AYUDARLES Es de gran ayuda para estas personas el que no se les juzgue ni que se cuestione sus sentimientos, dándole valor a sus emociones y a su derecho a sentirse así. Al mismo tiempo que acompañarles en la búsqueda de alternativas diferentes al suicidio y que puedan ayudarle a dejar de sufrir.
A veces esto es difícil desde el propio entorno debido a la implicación emocional que hay. En estos casos es necesaria la ayuda de un profesional de la psicología que le acompañe en ese camino. ESTADÍOS DE GRAVEDAD DE LA CONDUCTA SUICIDA • Ideación suicida: Son los deseos, pensamientos y planes para cometer un acto suicida pero que no conlleva ninguna conducta autolesiva. • Crisis suicida: Se contempla la muerte como una posible salida al sufrimiento vivido y se activan ciertos impulsos de autodestrucción personal. Existe un plan suicida, se define, cómo llevarlo a cabo, cómo hacerlo, en qué momento… • Gesto suicida o Parasuicidio: Conducta donde voluntariamente la persona se produce un daño físico. La intención no es la de morir, sino la de conseguir algún cambio. • Intento de suicidio: Acto voluntario de ejercer un daño contra sí mismo y provocarse la muerte sin conseguirlo. • Suicidio frustrado: Cuando el suicidio no llega a consumarse debido a la intervención de otras personas. • Suicidio consumado.
Es muy importante tener en cuenta que en el mes siguiente de realizar un acto suicida o un intento de suicidio no consumado, el riesgo de repetición es muy elevado. Es conveniente en este momento no reprochar y normalizar lo ocurrido, ya que al deseo de morir se une el sentimiento de culpa por el daño que está ocasionando en su entorno. Es un momento muy delicado. MITOS SOBRE EL SUICIDIO En ocasiones, tendemos a tomar como verdades dichos o argumentos populares respecto a las conductas suicidas que nos pueden hacer actuar de forma equivocada. Algunos ejemplos son: • El que se quiere matar no lo dice. • El que avisa no lo hace. • Los que intentan el suicidio no buscan la muerte sino llamar la atención. • El suicidio siempre obedece a un impulso. • Cuando una persona da señales de mejoría desaparece el riesgo de suicidio. • El suicidio es hereditario. • El suicidio es una enfermedad mental. • Si se reta a un suicida, abandona el intento. • Hablar sobre el suicidio incita a realizarlo. • Sólo los profesionales de la psicología pueden ayudar a una persona con conductas suicidas. REDES DE APOYO Un apoyo familiar de calidad y una buena integración social son muy positivos para reconducir las conductas suicidas. El arraigo a creencias religiosas, culturales y tradicionales también puede actuar de manera positiva frente al suicidio. Las personas que recurren al suicidio como resultado de un trastorno mental, deben llevar un tratamiento integral y permanente debido a la cronicidad de su situación. QUÉ HACER SI SABEMOS DE LA INTENCIÓN SUICIDA DE UNA PERSONA Lo primero que hay que hacer es informar y avisar a familiares o profesionales que puedan reconducir y apoyar a esta persona. No se debe ignorar esa situación o callar aludiendo a que serán llamadas de atención. Tiene que prevalecer la protección a la integridad de la persona.