En un artículo anterior comentábamos la importancia de poner límites a nuestros hijos, pero ¿Sabemos cómo tenemos que hacerlo?
¿Qué son los límites?
Los límites son como una barrera que indica a los niños dónde se deben de detener. Pero es tan importante saber transmitírselos de forma adecuada como el saber qué hacer cuando estas se incumplen.
Educar significa formar o enseñar. Acompañar a los hijos en su crecimiento personal para que sean personas adultas sanas y adaptadas es parte de nuestra responsabilidad. Para ello, os daremos unas pautas que os podrán ayudar.
Cómo tienen que ser las normas para que sean eficaces:
• Las normas han de ser realmente necesarias y no excesivas.
• Deben centrarse en la conducta y no en la persona.
• Hacerle saber al niño lo que se espera de él de forma clara.
• Especificar por anticipado las consecuencias si la regla no se cumple.
• Describir el objetivo con palabras sencillas, asegurándonos de que entiende el mensaje.
Y además
• Las reglas deben de comunicarse con afecto.
• Es normal que el niño quiera probar a saltárselas, pero tenemos que ser firmes.
Somos lo que vemos
Nuestros hijos aprenden lo que ven. Si queremos que ellos tengan conductas y lenguaje adecuados, tendremos que cuidar nuestro comportamiento y nuestras actitudes. No podemos pedirles que hagan lo que nosotros no somos capaces de hacer.
Técnicas educativas
Las siguientes técnicas educativas os pueden ayudar a reforzar las conductas que queremos afianzar y a extinguir las que queremos que desaparezcan.
• Elogiar y premiar se utilizan para reforzar las conductas que queremos conseguir.
• Ignorar, disco rayado, el castigo, tiempo fuera o la sobre corrección se utilizan para eliminar las conductas inadecuadas.
COMO ELOGIAR
Tenemos que centrar la atención en lo que hacen bien y usar elogios concretos. Es más eficaz si elogiamos de forma inmediatamente. No elogiar indiscriminadamente ni constantemente. Centrar la atención en el comportamiento y no en la personalidad. Poner en valor cada progreso y no suprima los elogios radicalmente.
Abrazos, besos y otras señales físicas de afecto junto con las palabras correspondientes son los reforzadores más potentes.
COMO PREMIAR
Es conveniente definir con exactitud lo que queremos que el niño haga más a menudo. Variar las recompensas para que no pierdan eficacia y cumplir siempre favorece el que realice más esa conducta. Recompense los progresos iniciales con recompensas inmediatas o diarias. Una vez que se vaya consiguiendo, incremente gradualmente los requisitos para conseguir el premio. Y al mismo tiempo, hay que ir eliminando gradualmente las recompensas diarias cuando ya se va haciendo estable la conducta.
COMO IGNORAR
Ignorar es particularmente eficaz en conductas que han sido previamente alimentadas por la atención de los padres. Ignorar los comportamientos que desagradan y prestar atención positiva a los que agradan. Dirigir la atención hacia otro niño que se esté portando bien, sin comparar, hace que nuestro hijo busque nuestra atención portándose también bien. Y no menos importante, decida lo que se puede y lo que no se puede ignorar.
DISCO RALLADO
Se le explica al menor la decisión que se ha tomado de forma razonable. Por ejemplo, cuando insiste en un supermercado en que le compremos un determinado juguete, se le explica el motivo por el que no se le va a comprar, sólo una vez. A partir de ahí, cada vez que insista se le repite su punto de vista con tranquilidad. “No te lo voy a comprar”. No intente razonar con un niño que rechaza el «no» como respuesta. Cualquier argumento que se le siga dando, lo contrarrestará y le servirá para seguir insistiendo.
COMO CASTIGAR
Cuando se escoge el castigo, explique siempre cuál va a ser la consecuencia (el castigo) que va a tener la mala conducta. Asegúrese de que se está proporcionando también disciplina positiva, es decir, al mismo tiempo explique cual tendría que ser la conducta positiva. No retrase el castigo. Sea firme y no amenace en vano, pero use el castigo con moderación. De una oportunidad para la buena conducta.
El consejo de los expertos es el de observar los efectos que tiene el castigo. No se recomienda el castigo físico, ni se debe de aplicar el castigo cuando estamos en un estado de ira.
TIEMPO FUERA
También se llama “rincón para pensar”. Elija cuidadosamente el rincón o fuera de juego donde vamos a enviar al niño cuando se porte de forma inadecuada. Explique a su hijo o hija las reglas de estar en el rincón o de cara a la pared. Asignar un tiempo máximo para el rincón según la edad del niño y añada minutos si hay resistencia. Utilice un reloj visible.
No permita que el tiempo fuera de juego (en el rincón) se convierta en una manera de evitar responsabilidades y adapte el procedimiento para niños más mayores ya que con la edad pierde eficacia.
SOBRECORRECCION
Se utiliza para obligar al niño a deshacer o corregir el daño social o físico que ha hecho. Obligue al niño a practicar comportamientos positivos como pedir perdón. Supervise mientras corrige. Por ejemplo, si pinta la pared haga que la limpie y utilice las manos para guiarle si es necesario Y elogie y refuerce la obediencia.
Errores que se cometen
En ocasiones nos puede parecer que estas técnicas no son eficaces, pero ¿Las estamos aplicando de forma correcta?
• El ser demasiado permisivos puede hacer que levantamos el límite y el menor entiende que si fuerza la situación hay veces que conseguirá salirse con la suya.
• Ceder después de decir no. Nunca se puede negociar el no, en cambio, el sí, sí se puede negociar.
• Ser demasiado autoritario o tener falta de coherencia (a veces le permito lo que otras veces no o no tener ambos progenitores los mismos criterios)
• Gritar, perder los estribos. Por mucha razón que llevemos, si perdemos las formas, perdemos la razón.
• No cumplir las promesas ni las amenazas.
• No escuchar ni acceder a negociar puede provocar incomunicación.
Y sobre todo, no exija éxitos inmediatos. Nadie ha nacido enseñado.