¿Qué es un trastorno de personalidad?
Un trastorno de personalidad es un patrón permanente e inflexible de experiencia y comportamiento que se aparta de lo que se considera habitual en la cultura del sujeto que lo padece y que se manifiesta en la forma de percibir el mundo que le rodea, la afectividad, las relaciones interpersonales y el control de los impulsos.
Las personas que lo padecen se caracterizan por tener una gran inestabilidad afectiva y conductual, que afecta a muchas áreas de la vida (formativa, laboral, afectiva, relacional) y por tanto también afecta en gran medida a las personas que le rodean.
Si además coexisten con el trastorno otros problemas asociados, como pueden ser trastornos del estado de ánimo, de la alimentación, drogodependencias esto agrava la sintomatología y el pronóstico de la enfermedad.
La aparición de conductas y rasgos límites propios del trastorno, puede iniciarse en la adolescencia e inicio de la vida adulta. El diagnóstico de un trastorno de la personalidad se realiza cuando los síntomas se han mantenido de forma más o menos intensa durante un periodo de tiempo largo (2-5 años).
Trastorno de personalidad/trastorno neurótico:
• “Los síntomas del trastorno de la personalidad repercuten en los demás y son plenamente aceptados por el ego del paciente. La sintomatología de la personalidad anómala es como el aliento con olor a ajos (solamente lo sufre el observador).”
• “Los síntomas del paciente neurótico repercuten en su propio perjuicio y sufrimiento, y son por ello experimentados como egodistónicos (los síntomas entran en conflicto con la persona). La sintomatología neurótica se asemeja a una china en el zapato del paciente (lo sufre él mismo y nadie lo nota).”
La medicación
Toda enfermedad mental puede requerir de medicaciones específicas dependiendo de los síntomas que presentan los pacientes. En el caso del trastorno de personalidad nos encontramos con sintomatología depresiva, de ansiedad, rasgos impulsivos e incluso síntomas psicóticos que con una medicación adecuada pueden verse controlados y que de esta manera interferirán en menor medida en su vida cotidiana y en su evolución.
¿Se trata de un trastorno crónico o se cura?
El tratamiento del trastorno se enfoca en una disminución de la intensidad de los síntomas y de la interferencia que pueden tener en las diversas áreas de la vida, pudiendo llegar a conseguir una mayor estabilidad y autonomía. Resulta fundamental diagnosticarlo lo antes posible e iniciar el tratamiento. Esta es la mejor prevención.
El Tratamiento del trastorno
A la hora de intervenir con este tipo de problemática y debido a la diversidad de la sintomatología, es interesante establecer prioridades teniendo en cuenta que es lo que más malestar causa al paciente o en que aspectos de su vida está afectando más el trastorno.
No obstante, en mayor o menor medida y antes o después habría que incluir en el proceso de intervención:
• Tratamiento de las adicciones previo a cualquier otra intervención, si estas existen.
• El diagnóstico en ocasiones puede tardar en obtenerse debido a la variedad de síntomas, lo que agrava el sufrimiento del paciente y su entorno.
• Una vez que se ha establecido el diagnóstico, y se ha determinado si existen otros trastornos, se procede a establecer las prioridades del tratamiento, de forma que se comenzará por trabajar sobre aquellos síntomas que provoquen mayor malestar a la persona, o incluso que pongan en riesgo su vida, como es el caso de los intentos de suicidio.
A continuación se describen algunos de los objetivos y técnicas empleadas:
• Independencia emocional. Se trabaja con la persona sus problemas de dependencia emocional para que aprenda a guiarse por sus propios valores y opiniones, y se le enseña que estos son tan válidos como los de los demás, para lo cual se le entrena en inteligencia emocional y habilidades sociales.
• Mejora de la comunicación con las personas del entorno, de forma que pueda establecer relaciones saludables con otras personas, sin idealizarlas ni demandarles más allá de lo que corresponde a la relación, empleando para ello técnicas de ‘role-playing’.
• Aumento de la autoestima y el autoconcepto con el objetivo de afianzar su identidad que probablemente este dañada por el rechazo que suele percibir.
• Control del estrés y de la frustración: la comprensión de su trastorno y de las consecuencias que este provoca son un primer paso para liberarse de ese sufrimiento psicológico que implica el desconocer qué le pasa y la frustración de no saber si puede cambiar. Para ello se utilizarán técnicas de relajación.
• Control de la impulsividad y la ira, enseñándole a detectar cuándo se está tensando y, con ello, el momento en que puede surgir ese estallido de ira.
• Combatir las ideas suicidas y los intentos de autolesión que están presenten en un alto porcentaje en pacientes con este problema. Valorando sus posibles errores cognitivos, validando sus emociones y ofreciéndole alternativas.
• Disminución de determinados síntomas agudos, para lo que se emplearán psicofármacos específicos que ayuden a controlarlos cuando surjan.
• La combinación de tratamiento farmacológico y psicológico resulta indicado para este tipo de problema.
Ponte en manos de profesionales de la salud mental. Ayudarán a mejorar tu calidad de vida.