Este tipo de trastornos se manifiestan como una alteración de la conciencia en cuanto a la percepción de entorno, la propia identidad y los procesos de memoria. El malestar que provoca vivir esta situación es muy intenso, produciendo una sensación de desesperanza que genera un gran sufrimiento.
Normalmente el origen de estos trastornos suele estar ligado a sucesos traumáticos o problemas que la persona percibe como irresolubles. Podríamos decir que es un mecanismo de defensa contra situaciones de estrés. Cuando alguien vive una situación traumática, el dolor puede ser tan intenso que la persona de manera no consciente, podría utilizar la disociación como forma de escapar a esa situación cuya dureza no puede soportar. Aparece en muchas ocasiones como respuesta defensiva al estrés postraumático.
Tipos de trastornos disociativos
Dentro de esta patología se clasifican 5 tipos diferentes según recoge el DSM IV-TR:
• Amnesia disociativa: Incapacidad para recordar experiencias anteriores de forma inexplicable. Suelen ser sucesos traumáticos o con gran carga de estrés. Puede aparecer asociada a depresión, despersonalización, estados de trance.
• Fuga disociativa: La persona quiere escapar de donde está, va sin rumbo fijo, con gran carga de estrés y normalmente con la necesidad de huir de algo nocivo o peligroso. Durante este proceso la persona puede sentir una gran confusión acerca de su identidad personal y no recordar su pasado, incluso no reconocerse a si misma. Puede cursar con depresión, cambios repentinos de estado de ánimo, ansiedad, vergüenza, culpa, ideación suicida.
• Trastorno de identidad disociativa: Se manifiesta por la existencia de dos o más identidades en una persona, cada identidad aparece en diferentes momentos y controla el comportamiento de quien lo padece. Es un trastorno que aparece en la infancia, aunque puede mantenerse en la vida adulta. Suele ser debido a sucesos muy estresantes, realidades que la persona no puede aceptar.
• Trastorno de despersonalización: Sensación de extrañeza ante uno mismo, la persona siente como si se distanciase de su cuerpo y estuviese viviendo un sueño, pero sin perder contacto con la realidad.
• Trastorno disociativo no especificado: Es el trastorno disociativo que no encaja con ninguna de las formas anteriormente descritas
Pronóstico
Los síntomas asociados producen un gran malestar, no obstante, si no forman parte de un trastorno psíquico mayor, ni otra enfermedad, puede llegar a superarse con un tratamiento psicológico adecuado. Los dos primeros trastornos tipificados son los de mejor pronóstico. La amnesia disociativa, en ocasiones remite de forma espontánea cuando hay cambios ambientales, aunque normalmente su resolución obedece a procesos más largos.
La fuga disociativa, está muy asociada a acontecimientos traumáticos del pasado, por lo que si se trabajan esos acontecimientos y se reelabora desde una orientación más racional el proceso de curación puede ser más rápido.
Los demás trastornos reflejados son de evolución crónica cursando con episodios de mejorías y empeoramientos. No obstante un profundo tratamiento psicológico puede mejorar significativamente su calidad de vida.
Tratamiento
Normalmente y en un inicio los psicofármacos suelen ser necesarios, sobre todo antidepresivos y ansiolíticos, para normalizar la sintomatología y poder iniciar el proceso de intervención psicológica.
Una vez normalizado es fundamental llevar a cabo una psicoterapia de apoyo en la que se identifique el origen de los problemas y se ayude a resolver de forma satisfactoria los conflictos que dieron origen al trastorno. Es importante que la persona que sufre esta situación, que resulta tan llamativa y genera tanto sufrimiento sepa que con la ayuda de profesionales de la salud mental, puede superar los traumas que han dado origen al problema. Lo importante es no abandonar y mantener la esperanza en que con esfuerzo y apoyo las malas experiencias vividas en el pasado dejaran de afectar al presente y permitirán a las personas que pasan por ello, recuperar una vida sana y feliz.