Existen muchos trastornos del sueño, pero en esta ocasión nos vamos a centrar en la dificultad de conciliar el sueño.
Este insomnio de inicio consiste en una reducción de la capacidad para quedarnos dormidos en menos de 30 minutos, pudiendo provocar en la persona que lo sufre alteraciones del estado de ánimo, capacidad de concentración, cansancio físico o incluso problemas laborales o sociales.
Descartar problemas físicos
Cuando es transitorio normalmente desaparece esta dificultad cuando solucionamos los problemas que nos preocupan, pero cuando se alarga en el tiempo es cuando tenemos que consultar con el especialista para que descarte que sea debido a alguna enfermedad física.
Una vez descartadas las anteriores, las causas psicológicas más frecuentes que provocan insomnio son debidas a problemas psicológicos como depresión o ansiedad.
Es importante que la persona adopte un papel activo en la terapia. Si nos dejamos llevar por los pensamientos anticipatorios de que cuando llegue la noche no me voy a poder dormir, lo que hacemos es aumentar la angustia y tensionamos el organismo. Con ello aumentamos las probabilidades de que esa noche tampoco nos podamos dormir.
¿Qué puedo hacer?
Las preocupaciones excesivas y el malestar emocional parece que por la noche se agravan, viviéndose con mayor intensidad. Tenemos que saber identificarlos para trabajar sobre ellos y que pierdan fuerza.
Por ello es necesario intervenir en tres áreas: cambio en nuestras conductas y costumbres, modificación de pensamiento y reducir las actividades que interfieren con el sueño.
Algunos consejos que nos pueden ayudar
Tener un horario fijo para acostarse y levantarse, incluidos fines de semana y vacaciones. Permanecer en la cama el tiempo suficiente y evitar la siesta.
Evitar las bebidas que contienen cafeína y teína en las horas próximas a irse a la cama. El alcohol y el tabaco, las comidas copiosas y el hambre también pueden alterar el sueño.
La actividad física diaria y con luz solar favorece la conciliación del sueño.
Mantener una temperatura agradable en el dormitorio y controlar la luz y los ruidos.
Ver la televisión, leer y escuchar la radio son actividades que no se deben de realizar en la cama. Tenemos que asociar la cama y el dormitorio con la sensación de relajación, somnolencia y sueño
Practicar la relajación al irnos a la cama para desactivarnos. Dejaremos la mente en blanco o pensaremos en un lugar relajante que habremos practicado previamente.
Tener hábitos saludables y saber controlar la ansiedad y el estrés que generamos durante el día son piezas importantes para una buena higiene del sueño.
Si no podemos hacerlo por nosotros mismo, es conveniente ponernos en manos de un especialista que nos asesore. En eidem podemos ayudarte.