A lo largo de nuestra vida hay un sentimiento que alguna vez hemos tenido y es el sentimiento de culpa.
Esta emoción viene provocada por considerar que en algún momento no hemos actuado correctamente, pudiendo llegar a atormentarnos las consecuencias que esto ha provocado.
El hecho de sentirnos culpable tiene relación con los valores aprendidos, el cumplimento de las obligaciones y responsabilidades que hemos asumido y el sentido del bien y del mal que socialmente nos marcan.
El ver que nuestros actos hacen daño a alguien, no ser capaces de controlar las situaciones familiares, laborales o sociales o no estar a la altura en nuestras obligaciones son motivos para que ese sentimiento de culpa aparezca y nos vaya destruyendo nuestra autoestima y nos reste capacidad de actuación y decisión, pudiendo llegar a paralizarnos.
Si bien es cierto que no podemos ir al pasado para corregirlo, no debemos olvidar que en el presente podemos tener actuaciones que ayuden a mitigar o subsanar esa situación.
Otros sentimientos que acompañan a la culpa son la vergüenza, sensación de incapacidad, baja autoestima o tristeza, entre otros. Pudiendo causar ansiedad, miedos irracionales, angustia o depresión.
Te damos algunos consejos que pueden ayudarte a colocar esta emoción.
Entender que el sentimiento de culpa sirve para alertarnos y poder valorar que responsabilidad hemos tenido. Desde esa responsabilidad es desde donde podemos hacer algo para cambiar la situación o el hecho.
Ver si esa responsabilidad es sólo nuestra o es compartida y no asumir la carga de lo que no nos corresponde.
Valorar el grado de gravedad. A veces cargamos las tintas en hechos que no tienen tanta importancia.
Aprender de lo ocurrido y ver como subsanarlo.
Ser capaz de perdonarnos. Solemos ser más tolerantes con los demás que con nosotros mismos y nos ayudará reconocer que podemos cometer errores.
Si el sentimiento de culpa no se mitiga y te sigue causando malestar, pide ayuda profesional. www.eidem.es