A veces los padres acuden a terapia porque sienten que la conducta de su hijo está fuera de control. Los adultos observan que el niño ya no responde a las prácticas educativas, incluso se dan cuenta de que castigar al niño sólo hace que la conducta empeore.
Las terapeutas en algunos casos encontramos que esto puede ser consecuencia de una disciplina mal manejada. En lugar de disminuir la conducta indeseable aplicando un castigo, conseguimos lo contrario, la incrementa.
¿Cómo puede ocurrir ésto?.
En general, cuando un niño está tranquilo jugando en su cuarto, es probable que los padres no le presten atención y se ocupen de sus propias actividades. En cambio si éste se porta mal o hace peticiones, los padres están obligados a prestarle atención. El niño aprende que sólo se le presta atención cuando se porta mal o hace demandas, por lo que ya podemos estar entrando en un círculo vicioso (te presto atención cuando te portas mal y te ignoro cuando te portas bien), reforzamos por tanto la conducta negativa y por lo tanto ésta cada vez va aumentando).
En otras ocasiones, el niño no acepta un NO por respuesta (baja tolerancia a la frustración) y suele terminar consiguiendo aquello que quiere gracias a la rabieta. Los padres, por temor a que "monte un numerito", al final terminan accediendo. El niño cada vez se va haciendo más poderoso gracias a la RABIETA.
¿Qué hacer?
Por lo tanto, lo que se sugiere es que cambien los patrones de atención y aumenten los niveles de frustración, así el problema de conducta conseguirá aliviarse. Para ello ante las rabietas aplicaremos la EXTINCIÓN.
La extinción, es una técnica que usaremos para que la rabieta desaparezca, ya que a partir de los tres años, esta conducta debería ir desapareciendo en lugar de ir aumentando. Esta técnica la consideramos dentro de los castigos negativos, porque lo que vamos a hacer es retirar la atención del niño durante el tiempo que dure dicha conducta y tampoco le daremos aquello que nos pide mientras dure ese comportamiento.
En ocasiones no es fácil de llevar a cabo, ya que cuando salimos a la calle y el niño recibe un NO por respuesta, éste se siente frustrado y da rienda suelta a una temida rabieta. Por lo que para evitar el "numerito" cedemos y consigue lo que quiere. Por lo que dicho comportamiento se ve reforzado.
¿Cómo llevar acabo la extinción?
Para llevar a cabo una extinción, tenemos que tener muy claro cuál es el objetivo y qué es lo que vamos a conseguir. El objetivo es retirar la atención del niño mientras esté llorando y lo que vamos a conseguir es que aprenda un modelo positivo de atención. Por ello los padres, ignorarán la rabieta y atenderán al niño cuando éste haya dejado de llorar con refuerzo positivo. Así poco a poco, aunque en un primer momento ante la retira de atención de los padres la rabieta aumenta, lo que conocemos como estallido de respuesta, la conducta negativa disminuye de manera progresiva hasta que desaparece.
Os voy a poner un ejemplo que ilustra este comportamiento en cualquiera de nosotros: Uno tiene una moneda y va a una máquina a sacar una botella de agua, introduces la moneda le das al botón, pero la máquina no te da la botella ¿Qué harías? Creo que cualquiera de nosotros volvería a dar al botón, pero la máquina sigue sin darnos la botella ¿Qué haríamos? Dar un golpecito, incluso un grito ¡cómo que se ha tragado mi moneda!, sentiremos una especie de enfado.... (estallido de respuesta), qué pasaría si ¿La máquina sigue sin darnos la botella? Al final nos iríamos (la gran mayoría). Pero ¿Qué pasaría si de repente nos da la botella cuando golpeamos fuerte?, Pensaríamos hay que darle fuerte para que nos de la botella.
Este ejemplo ilustra muy bien lo que conocemos como la técnica de la extinción: "si no nos da lo que queremos, nos vamos". Pero, si en mitad del proceso, recibimos aquello que queremos lo que hacemos es justo lo contrario: reforzarlo.
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