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Se puede aprender a ser feliz


¿Porqué hay personas que se hunden ante los avatares de la vida y otras parecen que nadan y salen a flote y son capaces de recuperar el bienestar?

¿De qué depende?

Los estudios sobre este tema concluyen que la felicidad depende de tres factores: de nuestro carácter que está determinado genéticamente, de los sucesos que nos ocurren en nuestra vida y de lo que nosotros podamos hacer para ser felices. En este último es donde podemos intervenir para mejorar nuestra percepción de la felicidad.

Todas las persona somos diferentes y lo que a uno le puede agradar a otro puede que no. Ser feliz supone también entender que puede haber momentos de insatisfacción, de enfados, de no conseguir nuestras metas o de que las cosas no salgan como prevemos. Pero lo que nos puede hacer alcanzar la felicidad es no centrarnos en los aspectos negativos sino en los aspectos que podamos mejorar o que nos puedan generar bienestar.

Por lo tanto se puede aprender y practicar.

¿Por qué esta tendencia de centramos en lo negativo?

Cuando tenemos una experiencia siempre hay aspecto positivos y negativo, pero sin embargo los recuerdos que almacenamos suelen ser en mayor medida los negativos.

Esto se debe a que los positivos no generan problemas y los negativos requieren que le dediquemos tiempo y esfuerzo para resolverlos, pudiendo ser a veces cuestión de supervivencia. Es por ello que se fijan en nuestra memoria. A este proceso se llama filtraje selectivo.

Si esto va perdurando en el tiempo y tendemos a recordar sólo lo negativo puede ser caldo de cultivo de depresión, ansiedad o problemas psicológicos. Por ello, es importante ejercitar la capacidad de potenciar nuestra felicidad.

¿Qué podemos hacer para ser más felices?

Tomar conciencia y practicar los siguientes consejos te puede ayudar.

  • Conoce tus fortalezas y utilizarlas. Dedica tiempo a valorar las cualidades que te definen y las aptitudes que muestras ante la vida y ponlas a trabajar.

  • Potencia las relaciones sociales. No es tan importante la cantidad de amigos sino la calidad o la frecuencia de estas actividades sociales. Cultivar las relaciones sociales también supone tomar nosotros la iniciativa y mostrar interés e intentar conocer a las personas que nos rodean.

  • Mantén un nivel de actividad física y una alimentación saludable. El hacer ejercicio mantiene nuestro organismo y nuestra mente sana. Haz ejercicios adaptados a ti. Andar 40 minutos diarios a buen ritmo también es hacer ejercicio.

  • Rodéate de personas con sentido del humor y déjate contagiar. Aprende a tomarte las situaciones menos en serio y ríete de ti mismo.

  • Practicar el agradecimiento. Es una de las cosas que más bienestar reporta a las personas. A veces, no nos damos cuenta, pero siempre tenemos algo de lo que estar agradecido tanto por lo que nos da la vida como las personas que nos rodean.

  • Reflexiona acerca de qué es lo que has sentido y por qué. No juzgues, y no seas negativo. Esto te ayudará a ser más consciente de los buenos momentos del día, te ayudará a descubrir qué es lo que te ha proporcionado felicidad y podrás repetirlo en otras ocasiones.

  • Dale un significado a tu trabajo o a tu actividad diaria. Más allá de la obligación de hacerlo, es posible aumentar nuestros niveles de felicidad y satisfacción piensa qué te aporta a ti (seguridad económica, recursos para la familia…).

Si aún así te resulta difícil encontrar la felicidad, en eidem podemos ayudarte.


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