Es muy habitual que durante la época adolescente se disparen los enfrentamientos entre padres e hijos/as. ¿Es normal esta tendencia?, ¿Podemos hacer algo?, ¿Por qué pasa esto?
Para intentar responder a estas preguntas iremos por partes.
La adolescencia es una etapa que está sometida a muchos cambios. Cambios físicos, cognitivos, de personalidad y sociales. El inicio de ésta se suele enmarcar entre los 10-11 años para las chicas y entre los 12 o 13 para los chicos.
Los cambios físicos son evidentes y señalan el inicio de la adolescencia, se trata de cambios muy llamativos que van a representar una transformación radical del cuerpo del niño o niña. Con la excepción del primer año de vida, en ningún otro momento del ciclo vital se produce una transformación tan importante.
Nos encontramos con que nuestros hijos/as ya no son niños y hasta en ocasiones podemos hacer mofa de estos cambios. Que si ha salido pelo por aquí o por allá, que si una voz muy rara o la aparición de acné. Pero lo cierto es que no todos los adolescentes llevan este cambio por igual.
Mientras que unos mejoran su autoimagen y competencia social, otros, desarrollan un rechazo o desagrado hacia su nueva imagen.
Por otra parte, no olvidemos que todos estos cambios surgen por un aumento en la secreción hormonal que suele tener otros efectos como el incremento de comportamientos agresivos, la inestabilidad emocional o el aumento de deseo sexual.
Los cambios cognitivos están sujetos principalmente a tres grandes aspectos:
Desarrollo del pensamiento operatorio formal:
El pensamiento formal va a permitir al adolescente razonar sobre situaciones posibles o hipotéticas. También le van a permitir utilizar un razonamiento de carácter hipotético-deductivo. Es decir, va a formular y comprobar teorías o hipótesis sobre los problemas que trata de resolver. En lugar de actuar por ensayo y error sus actuaciones estarán planificadas y dirigidas por sus conjeturas. Estas nuevas capacidades cognitivas van a tener una importante repercusión sobre su conducta, ya que las utilizará en su vida cotidiana y le servirán para entenderse mejor a sí mismos, a otras personas, y a las relaciones que se establecen entre ellas. Le va a permitir desarrollar una mejor comprensión de ideas sociales y políticas, y evaluar el funcionamiento de diversas instituciones como la familia o el instituto; es como si acabase de descubrir que la realidad puede ser de otra forma y por lo tanto puede cambiarse.
La fábula personal:
Es la tendencia del adolescente a pensar que sus experiencias son únicas y no están sujetas a las mismas reglas que gobiernan las vidas de los demás (son únicos e indestructibles). Esto les lleva en ocasiones a realizar conductas de riesgo.
La audiencia imaginaria:
Es la consideración de que otras personas están continuamente pendientes de lo que él/ella hace (igual que él mismo). Puede tener diferentes repercusiones, por un lado, el desarrollo de la timidez o conductas de un carácter más exhibitorio como alardear.
Todos los cambios mencionados anteriormente van a impulsar al adolescente a la búsqueda de su identidad y provocará cambios y formaciones nuevas en su personalidad. Comenzará a tomar decisiones, iniciará una búsqueda de compromisos vocacionales, ideológicos, personales y un proyecto futuro.
Esta batidora de novedades va a generar irremediablemente cambios en las relaciones familiares, ya que, el/ la adolescente va a concebir alternativas al funcionamiento de la propia familia, puede que cuestione las normas familiares, discutirá con argumentos más sólidos y aumentará el cuestionamiento de la autoridad parental debido a que se produce una desidealización parental que existía durante la niñez. Por otro lado, al pasar más tiempo con sus iguales van a desean relaciones más igualitarias o democráticas en la familia y aspiraran a una mayor capacidad de influencia en las decisiones familiares.
¿Es la adolescencia, por sus características, inevitablemente conflictiva?
Esta imagen de la adolescencia como un periodo de tensiones y dificultades no es reciente, por lo que, no pensemos que somos los únicos que estamos pasando por algo así.
”...Nuestros adolescentes ahora aman el lujo, tienen pésimos modales y desdeñan la autoridad. Muestran poco respeto por sus superiores y prefieren la conversación insulsa al ejercicio. Los muchachos son ahora los tiranos y no los siervos de sus hogares. Ya no se levantan cuando alguien entra en su morada. No respetan a sus padres, conversan entre sí cuando están en compañía de sus mayores. Devoran la comida y tiranizan a sus maestros”. Sócrates, s.IV a.C.
Cualquiera podría decir que el texto de Sócrates es actual. Lo cierto es que la adolescencia no es una etapa necesariamente conflictiva y aunque pueden ser habituales problemas en cuanto a:
Conflictos familiares
Inestabilidad emocional
Conductas de riesgo
Tiene un carácter transicional, ya que la adquisición de nuevas capacidades y la adopción de nuevos roles suelen hacer que la mayoría de los adolescentes se adapten de una forma saludable a los cambios experimentados.
Por eso, aunque este proceso también pueda ser un momento de crisis para los padres no olvidemos que no hay fórmulas mágicas. Una mezcla entre amor, comprensión, flexibilidad, control, negociación y mucha creatividad suelen ser las claves más efectivas para superar con éxito esta etapa más como padres.
en eidem podemos ayudarte.