“Saben usar a la perfección la PlayStation, pero no saben poner una lavadora”. “son capaces de distinguir los Pokémon y todos sus poderes, pero no saben qué trapo utilizar para limpiar la encimera de la cocina”. “sacan sobresaliente en química, pero no sabe emplear la lejía”. ¿Cuántas excusas se ponen en una casa cada día para no asumir según qué responsabilidades? ¿Cuántas tareas invisibles terminan haciendo siempre las mismas personas?
Vamos a destapar este importante asunto y ofrecer algunas claves que nos sirvan para conseguir que el reparto de tareas domésticas sea una realidad en todas las familias.
La idea es sencilla: que toda la familia se convierta en un equipo para cuidar de la casa, pero también del resto de personas que la habitan.
“Que la familia se convierta en un equipo consciente de la importancia de esas tareas pequeñas potencia la comunicación y hace que todos trabajemos para un fin común, el bienestar y la felicidad del grupo avanzando en igualdad y corresponsabilidad”
Nos cuesta ver la importancia de hacer equipo en casa porque en las últimas décadas no hemos tenido referentes de colaboración. Estamos acostumbrados a que las tareas de cuidado, organización y limpieza sean invisibles y por eso nos cuesta ver aún que cuidar el hogar es cuidar a las personas que viven dentro.
El colaborar como equipo en el reparto de las tareas del hogar hará que rápidamente veamos la importancia de ellas y sus bondades, consiguiendo que cada miembro de la casa gane tiempo para dedicar a otras cosas.
La mejor forma de tomar conciencia es adquiriendo responsabilidades. Por lo tanto, habrá que dialogar en familia y negociar entre todos quién se encarga de qué para ganar tiempo para uno mismo y para compartir en familia. Hay que saber o aprender también a delegar y soltar.
Hay que ser flexible y no querer imponer nuestro método, pues lo importante es que se realice la acción y en cuanto al resultado... paciencia, con el tiempo y a base de repetición todo se perfecciona. Intentad no corregir o criticar, porque eso desanima y hace que abandonen.
Otra sugerencia seria el mantener cierto orden y no acumular cosas nos puede ayudar a sentir algo menos de agobio, es importante involucrar a los más pequeños y hacer las cosas juntos.
Los niños y niñas deben implicarse en las tareas, pero debemos adaptarlas a sus capacidades. Lo que ocurre es que a veces terminamos haciendo tareas que podrían hacer para acabar antes o para hacerlo “bien".
Es un error pensar que eximirles de responsabilidad en el hogar es una muestra de cariño para que estén más tranquilos y felices. Es todo lo contrario. Los más pequeños son capaces de todo, y están deseando aprender y formar parte del equipo en el hogar, demostrando que tienen mucho que aportar a la familia.
¿Qué nos enseñan las tareas domésticas?
¡Nos enseñan todo! A ser mejores personas. Nos enseñan también valores fundamentales para la vida: el trabajo en equipo, la solidaridad, el esfuerzo, a ser organizados, trabajadores, valorar el tiempo de los demás y ganamos autoestima, confianza y autonomía.
Todos los requisitos perfectos para la vida. De ahí la importancia de educar en ello desde edades tempranas, consiguiendo que sea un hábito y avanzando en igualdad y corresponsabilidad.
en eidem somos corresponsables y creemos en la igualdad.