Cada vez es más común escuchar lo importante que es la inteligencia emocional para el correcto desarrollo de los niños pero ¿Qué es inteligencia emocional? ¿Qué utilidad tiene?¿Cómo puedo educar a mis hijos de una manera emocionalmente inteligente?
Empezaremos respondiendo a la primera cuestión, refiriéndonos a inteligencia emocional como hacer uso de nuestras emociones de una manera inteligente. Para ello es necesario que las emociones trabajen para nosotros, que nos ayuden a dirigir nuestra acción y pensamientos hacia un lugar que nos genere bienestar personal y no nos meta en demasiados líos.
Una definición aparentemente fácil que lleva consigo aspectos que para nada lo son.
Retomando la pregunta de qué utilidad tienen. De acuerdo con Goleman (2001), las personas emocionalmente desarrolladas, es decir, las personas que gobiernan adecuadamente sus emociones y que también saben interpretar y relacionarse efectivamente con las emociones de los demás, disfrutan de una situación ventajosa en todos los dominios de la vida. Estas personas suelen sentirse más satisfechas, son más eficaces y más capaces de dominar los hábitos mentales que determinan la productividad. (Villas, Gallego y González, 2007).
Las ventajas que ofrece la inteligencia emocional son muy atractivas pero ¿Cómo puedo fomentar dicha inteligencia emocional en niños?
Lo primero que hay que decir es que, cómo cualquier aprendizaje, forma parte de un proceso y por ello, no se aprende de un día para otro. En muchas ocasiones comparo el proceso de aprendizaje con el crecimiento de una planta. Es decir, cuando estamos educando muchas veces no observamos el resultado a corto plazo. Repetimos las mismas consignas una y otra vez con la esperanza de qué nuestros hijos estén interiorizándola e integrándola, igual que regamos una planta y no crece al instante cada vez que el agua entra en contacto con ella pero eso no significa que el agua no esté haciendo su función.
Para educar en inteligencia emocional tenemos que tener en cuenta diferentes aspectos importantes.
1. Enseñar a identificar emociones: Es crucial que el niño conozca las diferentes emociones, las diferencie y sepa qué función tiene cada emoción. Es decir, por qué surge y para qué ha venido a visitarme.
2. Reconocimiento de las emociones: Reconocer las emociones en los demás es un elemento crucial de la inteligencia emocional, ya que favorecerá la empatía y la base para una buena solución de conflictos.
3. Gestionar emociones: Es importante mostrarles cuando están sintiendo diferentes emociones, que aprendan a identificar sus diferentes estados emocionales, ya que serán el paso previo a qué puedan hacer algo con esa emoción. Aprender a tolerar la frustración es parte de un camino vital para la consecución de los propios objetivos. Enseñarles técnicas de relajación, meditaciones y fomentar ejercicios para canalizar emociones suelen ser herramientas muy útiles.
4. Autoconocimiento: Forma parte del autoconocimiento, reconocer pensamientos y emociones propios, conocer sus puntos fuertes y débiles, lo que les gusta y lo que no. Es importante darle a elegir en ocasiones para desarrollar este aprendizaje, además de la autonomía personal.
5. Habilidades sociales: Es la capacidad de relacionarse efectivamente con los demás junto con la capacidad de mantener un pensamiento independientemente del manejo emocional de otros. La expresión de las emociones no sólo forma parte de la educación social, sino también dicta la forma en que nuestros sentimientos afectan a los demás.
Enseñadles a ser asertivos, ya que, la asertividad será una herramienta a la que darán uso toda su vida.
Estos componentes serían la base para una educación basada en inteligencia emocional. Si tienes dudas en eidem podemos ayudarte.