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Como saber si te encuentras ante una buena persona según la psicología




Seguro que alguna vez te habrás preguntado cuales son las actitudes o rasgos típicos de las buenas personas. Vamos a intentar contártelas para que analices cuántas de ellas están en tu vida y cómo puedes mejorarlas para ser más feliz.

 

Cuantas veces hemos oído a alguna abuela o madre preguntando a sus hijos/as o nietos/as qué querían ser de mayor, y contestando ellas mismas a la pregunta “no te preocupes demasiado, hijo/a, con que seas buena persona, yo soy feliz”.


La psicología dice que “una buena persona es aquella que siempre desea lo mejor para los demás y actúa en consecuencia”.

Ser buena persona seria entonces poseer u  conjunto de rasgos que son inherentemente buenos, siendo la palabra buena una relacionada directamente con la bondad, algo que está relacionado con el bienestar.


Por tanto es algo que proviene de nosotros y que se refleja en nuestras acciones y comportamientos, y en cómo tratamos a los demás.


Existen señales o rasgos que las buenas personas comparten, y que a continuación exponemos:


Ser empática y compasiva.

La empatia permite que estemos en sintonía con las emociones que nos rodean. Así, una persona empática se alegra por los logros de otra persona, y es comprensiva en los momentos complicados.


Ser sincera

La sinceridad también es un rasgo común en las buenas personas. Eso no significa que todas las personas sinceras sean buenas personas. Alguien que es buena persona es sincera y al ser empáticas, “saben cómo tienen que decir las cosas y respetan, mucho, las emociones de los demás”.


Ser honesta

Alguien honesto es sincero en sus interacciones con los demás. Las personas honestas valoran la integridad y asumen la responsabilidad de sus acciones. No mienten ni engañan, y eso tiene un impacto positivo en su propio bienestar. Aquellas personas que practicaban la honestidad exhibían niveles más altos de autocontrol y satisfacción con la vida y tenían más probabilidades de tener un sistema de apoyo social sólido.


Ser realista

Una buena persona sabe que otros pueden dañarle, pero no piensa en la venganza cuando eso pasa. Es importante tratar de alcanzar un punto medio entre ayudar a los demás y a nosotros mismos, sin que nuestra autoestima se resienta.


No juzgar

No juzgar es otra señal clave de una buena persona. Tratas de aceptar a las personas tal como son, sin emitir juicios precipitados ni sacar conclusiones. Apostar más por la curiosidad y menos por el juicio.

Así, alguien que es buena persona se acerca a otros dispuesta a aprender sobre sus experiencias y perspectivas únicas, apreciando la diversidad del carácter humano y valorando a cada uno por quién es.

Si eres alguien que siempre está ahí para los demás, dispuesto a dar tu tiempo sin pedir nada a cambio, estás demostrando ser buena persona.

 

Tener fe en la humanidad

Hace referencia a creer en la dignidad y el valor inherentes de otros humanos. Cuanto más se cree que los demás son buenos, menos se siente la necesidad de protegerse contra ellos, menos se siente la necesidad de castigarlos cuando hacen cosas malas". Alguien que es buena persona tiende a pensar que el resto también lo es.


Das las gracias a menudo

Dar las gracias puede aumentar la liberación de dopamina, una de las "hormonas de la felicidad", así que además de buena gente, seremos más felices.


Ser coherente

Alguien coherente es una persona cuyos valores, creencias y comportamientos van en consonancia.

Ser coherente también significa cumplir promesas y compromisos. Cuando dices que vas a hacer algo, lo haces. Eres confiable y la gente sabe que pueden contar contigo porque mantienes tu palabra.


Valorar las relaciones por encima de las cosas

Una buena persona prioriza pasar tiempo con su familia por encima de tener una casa más grande. Es algo que deberíamos enseñar a los niños, a darle el valor a las relaciones por encima de las cosas porque esa es la auténtica clave de la felicidad. La vida no tiene ningún sentido sin interdependencia. Nos necesitamos unos a otros y cuanto antes lo sepamos, mejor para todos nosotros.

 Ser indulgente, saber perdonar pero también saber pedir perdón

El perdón es un rasgo que suelen poseer las personas genuinamente buenas. Lo que hace es que las buenas personas dejen atrás los errores del pasado y no guarden rencor a quien le hizo daño en el pasado.

"La ira te hace más pequeño, mientras que el perdón te obliga a crecer más allá de lo que eras". Si eres alguien que puede perdonar y seguir adelante sin aferrarse al resentimiento, es un fuerte indicador de que eres genuinamente una buena persona.

 

Esforzarse por ser mejor

Hablamos de autoconocimiento, de ver nuestros errores y de que una buena persona, trata de no repetirlos. Lo que hace alguien bueno es trabajar a diario para convertirse en una mejor persona.

Es conveniente tener como objetivo vital la superación personal constante. Así, lo primero es reconocer que ninguna persona es perfecta y que todos cometemos errores de los que podemos aprender. Reconocer que el aprendizaje es un proceso que dura toda la vida e intentar inspirar a otros a sacar adelante la mejor versión de sí mismos”.


En eidem apostamos por el autoconocimiento y por mejorar cada dia.

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