La suerte consiste básicamente en sentirse afortunado. y la suerte influye en nuestras vidas, pero no las determina. Nuestra acción es imprescindible para cualquier logro aunque a veces no sea suficiente.
Podemos hacer muchas cosas para cambiar nuestras vidas, pero dadas nuestras limitaciones y la imprevisibilidad de algunos hechos nunca podemos garantizar los resultados.
Para favorecer el encuentro con la diosa fortuna es importante que te aferres a tus sueños, que no permitas que te abandone el sentido del humor y que no te olvides de ser agradecido. La suerte no se acerca a los amargados, a los desgraciados y suele también apartarse de los ansiosos y los violentos. Los pesimistas, los aburridos, los envidiosos, los exigentes, los controladores y los que nunca se equivocan también se encuentran en similar situación.
Ninguna decisión es menos afortunadas que la de esperar un resultado diferente haciendo los mismo de siempre. Para encontrar la mejor respuesta en cada momento muchas veces es necesario abandonar lo conocido y escuchar confiadamente la intuitiva voz interior.
Los "conjuros mágicos" para aprovecharte de tu buena suerte son:
relacionarte con la posibilidad de cambio
desarrollar un buen caudal de autoestima
nunca despreciar los pequeños logros
La buena suerte no es una cuestiona de suerte
No existen amuletos infalibles que nos garantizen la suerte pero si hay actitudes y maneras de actuar en el mundo que pueden cambiar la conducta equivocada y negativa de aquellos que se sienten predestinados al fracaso. Hay herramientas, acciones y pensamientos que nos pueden dar una "cuota adicional de buena suerte".
Poder significa "la capacidad de anticiparse a los hechos". Tiene poder aquel que consigue imponer su deseo pero también en que consigue convencer a personas o situaciones para que actúen a favor del fenómeno que desea. El verdadero poder no consiste en la fuerza o habilidad para hacer actuar a otros sino en la capacidad para anticiparse a los hechos.
Saber intuir prever o causar lo que sucederá en el futuro, eso es el poder. Por eso tanta gente esta dispuesta a dejarse engañar o pagar importantes sumas de dinero o hacer cosas indecibles bajo la promesa de videntes que le prometen adivinar su futuro. Mas de la mitad de los dirigentes de países influyentes del mundo tenían entre sus consejeros o asesores a un/a vidente.
Pero ¿Seria deseable predecir el futuro? Hasta cierto punto, lo atractivo de la vida se apoya en el desconocimiento o por lo menos en la falta de certeza acerca del resultado de nuestras acciones. Lo previsible nos acerca al aburrimiento. Seria realmente aburrido saber cada domingo de antemano el resultado del partido de fútbol.
Ademas el conocer lo que sigue, imagina que fuera una catástrofe ¿no anticiparía nuestro dolor, sufrimiento o desesperación?. Aunque también es verdad que es muy probable que fuera fácil resolver algunos problemas si pudiéramos predecir lo que va a suceder, pero esta claro que el precio a pagar no sería barato. Nuestra vida seria poco apasionante y para nada divertida. No creo que fuera mas feliz si esperara una vida futura programada aunque pudiera elegir lo que sigue. Solo pensarlo me agobia. Necesito mi derecho a explorar lo que no conozco.
Soy, sino el único causante, al menos un complice necesario de todo lo que me sucede.
Cuando responsabilizamos a la mala suerte de los resultados te libras de la culpa, pero lo peor del mecanismo no es la falta de responsabilidad que nos conceden la idea de la suerte sino que despreciamos la relación que hay entre dedicación y resultados. Esta actitud que termina en una dependencia del azar es una pauta socialmente bastante generalizada.
Pero aun peor que esto son aquellas personas que piensan que sus propios logros y el fracaso de los demás, que en eso la suerte no ha tenido nada que ver. Ademas estas personas piensan que la mala suerte ha sido determinante en sus fracasos y la buena suerte la excluye como responsable de los éxitos ajenos. Nuestros logros y nuestros fracasos son siempre el efecto de la interrelación de muchas cosas.
Por un lado están los imprevistos (el destino) y por otro nuestra olla de recursos internos y externos, es decir, todo lo que hemos conseguido con lo que nos ha tocado
Un aparte de ser adulto se centra en asumir la responsabilidad de todo lo que hago y de todo lo que digo, de todo lo que callo y de todo lo que no hago. Ser adulto implica el reconocimiento de nuestras limitaciones predictivas.
Pero el azar no es ecuánime, ni ético ni razonable, y mucho menos justo. Seria bueno y realista aceptar con humildad que a veces el esfuerzo no basta, que las cosas pueden salir mal, que las previsiones pueden no ser suficientes y que la actitud y el desempeño de los demás no puede calcularse con exactitud.
Crear buena suerte únicamente consiste en "crear circunstancias", la buena suerte solo depende de ti.
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