La dependencia emocional se define como un patrón persistente de necesidades emocionales insatisfechas que se intentan cubrir de una forma desadaptativa con otras personas (Castelló, 2000), o dicho de otra forma, es una necesidad afectiva extrema que una persona siente hacia otra.
La dependencia emocional está muy mal vista en nuestra sociedad. Nadie quiere ser un/a dependiente emocional porque en ese momento nos viene a la cabeza una persona pegajosa, agobiante, que no puede estar sola, que absorbe al otro y que no puede vivir sin él. Parece que lo que queremos es ser autónomos, independientes, hombres y mujeres hechos a sí mismos.
Pero si lo pensamos bien, esto se contradice totalmente con la idea de que somos la especie más social del planeta, lo que equivale a decir que somos la especie más dependiente que hay en el planeta.
Cuando pensamos a nivel evolutivo, hasta ahora la psicología lo que nos dice es que cuando nacemos y somos niñ@s somos dependientes, pero a medida que vamos creciendo tenemos que ser independientes. Pero, el ser una persona totalmente independiente sería considerado por la psicología como una patología pues estaríamos hablando de una persona solitaria y sin empatía.
Realmente, entonces lo que deberíamos pretender no es que progresemos de la dependencia a la independencia, sino que cambiamos el tipo de dependencia a lo largo de nuestra vida. Cuando somos pequeños somos dependientes pues nuestros progenitores nos proveen y nos cuidan. Es decir uno da y otro recibe. Pero en la edad adulta la dependencia supone que ambos cuidamos y ambos nos dejamos cuidar. Esta es la relación de dependencia ideal entre adultos. El problema surge cuando hay adultos que buscan la relación de dependencia vertical, es decir, que buscan solo a alguien que les cuide, como cuando eran niños.
Otros buscan a alguien a quien cuidar o quien salvar y eso tampoco es una relación de dependencia sana para la edad adulta. La pregunta entonces sería
¿Qué hacen las personas que mantienen relaciones de dependencia insanas?
Su alegría depende de cómo le tratan los demás y de lo que piensen de ella.
evita llevar la contraria para evitar enfrentamientos porque le invade el temor a molestar o a ser rechazado.
Antepone el deseo de otros, al suyo propio. No tiene capacidad de decisión.
Solo está bien consigo mismo cuando percibe que es querido.
Tiene a menudo miedo a perder a esa o esas personas que tanto ama o aprecia. A su vez y ese miedo le impide disfrutar de las relaciones.
Cae fácilmente en los chantajes emocionales, ya que no soporta que por su culpa alguien sufra. Sacrifica su felicidad para dársela a otros.
Prefiere sufrir antes que dejar a la persona a la que estás enganchado/a.
Necesita al otro/a, sino la vida pierde su sentido.
El sentimiento de culpa está a menudo con ella. Siente que es responsable de la felicidad de los demás, ya sea su pareja, familia, amistades, etc. Se siente con la obligación de contentar a los demás.
A menudo desea consciente o inconscientemente tener el control de la vida de la otra persona para tener la seguridad de que no la perderá.
La persona está tanto en el centro de su vida, que sus amistades y demás pierden importancia para ella. Hay por tanto una tendencia de aislamiento social, sólo le apetece estar con esa persona, y cuanto más tiempo diario mejor.
La relación genera ansiedad. La persona nunca está contenta porque quiere más, y sobre todo teme que la dejen, lo cual sería una catástrofe
La autonomía es también un concepto fundamental relacionado con la dependencia emocional y tiene que ver con el control de las emociones, con la regulación emocional de mis pensamientos y emociones. Este control lo puedo hacer conmigo mismo (hago cosas que me satisfacen y me hacen sentir bien) y con los demás (mi relación con los demás)Otro aspecto importante es la seguridad relacional (como de seguro me siento cuando estoy solo y como de seguro me siento cuando esto estoy con los demás) Si yo se regularme y estoy bien solo tendré una buena autonomía. Estas son dos condiciones esenciales para mantener relaciones adultas.
Un problema que puede ser frecuente en las relaciones es el miedo a dejar de ser querido. Las personas que presentan este miedo tienen mucha más probabilidad en caer en relaciones de dependencia o abuso. Son personas eficaces, eficientes, muy pendientes de las necesidades de los demás, sumisas, pasivas, sin criterio, poco respetadas y que se sienten menos que los demás (falta de autoestima).También existe otro perfil de personas que por el contrario tienen miedo a ser invadidos, a perder su autonomía. Estas personas necesitan poner espacio con los demás, pero también consigo mismos. Son personas que no saben hablar de sus emociones. Son personas evitativas. Pueden ser personas que se relacionan bien pero que no intiman. No dependen de los demás y no les cuesta decir que no. Por ultimo existe otro perfil de personas que no confían en los demás, que piensan que si los demás les conocen les van a abandonar. Este perfil es muy complicado también que tenga relaciones adaptativas. Son perfiles dominantes.
Analicemos nuestro perfil, con que nos identificamos y cómo podemos mejorar. En eidem podemos ayudarte.