El organismo siempre se encuentra en un estado de estrés mínimo que, ante determinadas situaciones, se incrementa pudiendo producir un efecto beneficioso o negativo, dependiendo de si la reacción del organismo es suficiente para cubrir una determinada demanda o ésta "supera" a la persona . Este nivel de equilibrio dependerá de los factores individuales (disposición biológica y psicológica) y de las distintas situaciones y experiencias.
Un determinado grado de estrés estimula el organismo y permite que éste alcance su objetivo, volviendo a la "normalidad" cuando el estímulo ha cesado.
Cuando se mantiene la presión y se entra en el estado de resistencia, las personas empiezan a tener una sensación de disconfort (tensión muscular, palpitaciones, etc.). Si continúa el estresor, se llega al estado de agotamiento, con posibles alteraciones funcionales y/u orgánicas: son las llamadas "enfermedades de adaptación". Estos síntomas son percibidos como negativos por las personas y producen preocupación, lo que a su vez agrava los síntomas y así puede llegar a crearse un círculo vicioso.
Respuesta fisiológica del estrés
La respuesta fisiológica es la reacción que se produce en el organismo ante los estímulos estresores. Ante una situación de estrés, el organismo tiene una serie de reacciones fisiológicas que suponen la activación del eje hipofisosuprarrenal y del sistema nervioso vegetativo.
Ambos sistemas producen la liberación de hormonas, sustancias elaboradas en las glándulas que, transportadas a través de la sangre, excitan, inhiben o regulan la actividad de los órganos
Se activa tanto con las agresiones físicas como con las psíquicas y ponen el cuerpo en estado de alerta preparándolo para luchar o huir. Son las que permiten enlazar el fenómeno del estrés con los fenómenos psicofisiológicos de la emoción.
Fases del estrés
Analicemos las Fases del estrés: síndrome general de adaptación
Ante una situación de amenaza para su equilibrio, el organismo emite una respuesta con el fin de intentar adaptarse. En este proceso de adaptación por parte del organismo se distinguen las fases de alarma, de adaptación y de agotamiento.
Fase de alarma
Ante la aparición de un peligro o estresor se produce una reacción de alarma durante la que baja la resistencia por debajo de lo normal. Se compone de una serie de síntomas siempre iguales, aunque de mayor a menor intensidad:
· Se produce una movilización de las defensas del organismo.
· Aumenta la frecuencia cardiaca.
· Se contrae el bazo, liberándose gran cantidad de glóbulos rojos.
· Se produce una redistribución de la sangre, que abandona los puntos menos importantes, como es la piel (aparición de palidez) y las vísceras intestinales, para acudir a músculos, cerebro y corazón, que son las zonas de acción.
· Aumenta la capacidad respiratoria.
· Se produce una dilatación de las pupilas.
· Aumenta la coagulación de la sangre.
· Aumenta el número de linfocitos (células de defensa).
Fase de resistencia o adaptación
En ella el organismo intenta superar, adaptarse o afrontar la presencia de los factores que percibe como una amenaza o del agente nocivo y se producen las siguientes reacciones:
· Los niveles de corticoesteroides se normalizan.
· Tiene lugar una desaparición de la sintomatología.
Fase de agotamiento
Ocurre cuando la agresión se repite con frecuencia o es de larga duración, y cuando los recursos de la persona para conseguir un nivel de adaptación no son suficientes; se entra en la fase de agotamiento que conlleva lo siguiente:
· Se produce una alteración tisular.
· Aparece la patología llamada psicosomática: que son enfermedades generadas por la mente y que tiene su influencia en el organismo
En esta fase es cuando se suele ver la necesidad de pedir apoyo psicológico.
Cómo nos puede ayudar la terapia psicológica
Existen una serie de técnicas que se utilizan en la terapia para trabajar en cada una de las respuestas que aparecen ante una situación de estrés: fisiológica, conductual y cognitiva.
Técnicas de carácter fisiológico
Estas técnicas enseñan a controlar los efectos fisiológicos del estrés, a fin de disminuir la sintomatología que se percibe como negativa y desagradable y que, en consecuencia, crea ansiedad.
Técnicas de carácter conductual
Enseñan a dar una respuesta conductual al entorno más adaptativa que permita a la persona tener mayor control de la situación y evaluar cuales son los factores que producen el estrés mantenido para poder intervenir en ellos.
Técnicas de carácter cognitivo
Ayudan a desmontar las interpretaciones erróneas que hacemos de las situaciones y a desarrollar la capacidad de afrontamiento ante las mismas.
Trabajando en estas tres líneas volvemos a recuperar la situación de bienestar y conseguimos dar una tregua a nuestro organismo. En eidem podemos ayudarte.
(Fisiología del estrés extraída de: Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. NTP 355.)