Estamos en plenas fiestas de Navidad, camino del nuevo año. Adornos en las tiendas y en las calles, villancicos y dulces típicos en el supermercado, películas y anuncios con sabor a Navidad. Todo nos recuerda que debemos ser felices, que estamos obligados a vivir bajo ese halo de emociones positivas del que no podemos escapar. ¿Realmente nos sentimos así? Reflexionemos sobre ello.
EMOCIONES NAVIDEÑAS
Si preguntamos a la gente de la calle qué es para ti la Navidad, seguramente la mayoría nos dirían que son momentos familiares, de solidaridad y felicidad, donde el espíritu navideño se hace presente en todos los hogares y toda la familia es feliz en torno a la mesa y los regalos.
Pero no es esta la única realidad que envuelve la Navidad. Muchas personas viven estas fechas con temor y resignación, siendo frecuente la depresión navideña, nadie suele hablar de ella porque parecemos estar obligados a dar esa imagen de felicidad que nuestro entorno espera, lo que en ocasiones nos hace sentirnos bichos raros por no sentir lo que se supone que deberíamos en Navidad. La realidad es que esta emoción está ahí, y estas fechas la intensifican.
CAUSAS DE TRISTEZA NAVIDEÑA
Nostalgia por el recuerdo de los seres queridos que han fallecido.
Separaciones y divorcios que avivan recuerdos y provocan cambios drásticos.
La presión social por estar solo en un momento en el que todo el mundo se supone que debe estar rodeado de familia y amigos.
Los conflictos familiares se avivan, bien debido a los encuentros típicos de estas fechas o a problemas anteriores que dificultan las relaciones personales entre sus miembros.
Tener muchas compromisos sociales o familiares que no te permiten tener unas navidades tranquilas y disfrutar momentos de soledad.
La escasez de recursos económicos puede hacer que no podamos vivir la navidad asistiendo a comidas con amigos o haciendo regalos como nos gustaría.
Compararnos con el resto, con aquello que los demás han conseguido y nosotros quisiéramos conseguir.
COMBATE LA TRISTEZA NAVIDEÑA
No ocultes tu pena, no te obligues a fingir una alegría que no sientes. Habla con las personas cercanas a ti y expresa como te sientes. Poner en palabras tu dolor, te puede dar otra visión que te facilite salir de ahí. A veces sólo es cuestión de reinterpretar la realidad y darle una nueva perspectiva.
En esta época solemos echar de menos a nuestros seres queridos que ya han fallecido. Es normal, no evites estos recuerdos, trata de disfrutar de ellos. Piensa en los buenos momentos, las anécdotas, las risas, trata de evocar los momentos agradables en vez de focalizarte en su pérdida.
Si tienes desencuentros familiares y no te sientes cómodo en reuniones con tu familia, no te obligues, se honesto contigo mismo, engañarte a ti mismo y al resto no es la solución a nada. Asiste a aquellos eventos sociales y familiares en los que te sientas cómodo y a gusto. Evita compromisos.
Acepta tu vida como es, vive disfrutando de tus circunstancias y tu realidad, ya sea en soledad o entre multitudes. Si hay algo que te disgusta lucha por cambiarlo, resuelve tus malestares y después acéptate de verdad. Valora tu vida. La clave es luchar por nuestros objetivos aceptando nuestra realidad como parte de nuestro proceso vital.
Si la economía no te acompaña, siempre puedes unirte a tus amigos después de la cena y hacer regalos personales, incluso puedes hacerlos tú mismo.
No olvides que la Navidad es una fecha como cualquier otra, el significado que tiene es el que cada uno quiera darle según cuestiones religiosas, culturales o costumbristas. Dale a esta fecha la importancia que tú consideres, no dejes que la presión social te diga como debes sentirte o lo que debes hacer.
Si te sientes triste en Navidad, no te sientas culpable, pero no permanezcas anclado en la negatividad, no dejes que la tristeza se convierta en depresión, Si tu malestar se prolonga, busca el modo de cambiarlo y encontrar tu felicidad. Si solo no puedes busca ayuda de profesionales. #eidem