Es frecuente que hayamos oido hablar del TDA o TDAH (Trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad), pero lo cierto, es que al margen de este trastorno de carácter neurobiológico originado en la infancia, hay población infantil con otro tipo de problemas atencionales sin que cumplan criterios del mismo.
Para ambos colectivos hay algunas formas de actuar que pueden favorecer la mejora de la atención en los niños y un mejor funcionamiento y desarrollo.
Algunas son:
- Dedíquele un tiempo específico a su hijo a diario, en casa, relajados, sin prisas, ni interferencias, alternando ambos padres, jugando a lo que él quiera (siempre que sea razonable).
- Durante este periodo evite la disputa y no le reprendan ni le recuerden conductas previas inadecuadas, ni se le dé una “charla” (“si siempre te portaras como ahora...”). Se trata de que el niño perciba que se le quiere (y los padres también).
- Es importante y saludable poner normas y límites claros (pactadas entre ambos padres).
- Dar las instrucciones una a una, no muchas ni todas a la vez. Asegurarse de que el niño mantiene contacto ocular con nosotros cuando le estamos hablando y comprende lo que le pedimos.
- Tener y enseñar a utilizar una agenda para anotar las tareas académicas del día o cosas importantes.
- Procurar mantener la rutina en horarios y actividades. No cambiar de horarios con frecuencia.
- Utilizar las listas de tareas.
- Incrementar actividades en las que el niño se encuentre feliz.
- No dedicar tiempo ni esfuerzo a las conductas inadecuadas pero poco importantes. (¡no se pueden librar todas las batallas a la vez!)
- Una conducta inadecuada importante debe reprenderse sin violencia: Lo que ha hecho nos disgusta, nos hace sentir mal a los padres, no está bien (pero nunca es malo el niño, sino lo que hizo).
- Si se considera necesario un castigo, debe ser proporcionado e inmediato (por ejemplo que reflexione durante un tiempo de exclusión de la actividad, o tiempo-fuera).
- Una tarea mal hecha puede repetirse con argumentos tipo “puedes hacerlo mejor”, o “vamos repetirlo, yo te ayudo”, pero nunca “está fatal”, o “eres un inútil”.
- Negociar pequeñas metas que pueden ser recompensadas
- Demostrar que se aprecian las conductas adecuadas y los logros, por pequeños que sean.
- Use alarmas: Es posible que el niño no sepa administrarse el tiempo ayúdele en la transición de una tarea a otra.
- Cree un hábito de estudio: Establezca un plan de estudio (personalizado y realista) con un lugar y un horario determinado (debe ser el mismo). Si no tiene tareas que permanezca ese tiempo y en ese lugar leyendo un libro o dibujando (no tv o juegos).
Otro de los aspectos importantes y que a veces se nos olvida es que tenemos que ponernos en el lugar de nuestro hijo, entenderle y apoyarle. Para ello, es importante concienciarnos de que:
- Es posible que necesite más tiempo para realizar tareas escolares. Esto puede hacerle sentir frustrado, ya que creerá que lo único que hace es trabajar, en vez de divertirse.
- Es posible que cuando se le pidan tareas que les resulten difíciles se aíslen y se enfaden, por ello debemos ser cariñosos y darles confianza y apoyo.
- No tener amigos puede influir en su autoestima, por lo que favorezca actividades grupales.
Si sospecha que su hijo tiene problemas atencionales o ya está diagnosticado y necesita asesoramiento, desde eidem podemos ayudarte.